Angélica Barrera Flores

Chilapa, 1994

Morena, mirada retadora. Pertenece a un lugar de balas. Hace una lista de los libros a los que no regresará y levanta escombros de una casa que no construyó. Busca a todas las mujeres que han desaparecido.

Muestra de obra

Anatomía de la tierra

“El cuerpo de las mujeres les pertenecía a los hombres”

Virginie Despentes

I

Primero, nos manosearon en las fiestas
una y otra vez.
Apilaron nuestros cuerpos en las esquinas
desmembraron uno a uno nuestros cabellos
se aseguraron de quemar nuestra ropa
no dejaron rastro de nuestra otra vida.

II

Nos enterraron bajo las escaleras
de una casa
que también construimos
Nos enterraron en los surcos
entre los árboles
con los perros
en la cocina
bajo la estufa
por las escuelas

III

Frente a los ojos de mi madre
enterraron a todas
sobre/ durante/ bajo
pero nadie vio nada.

IV

Destierro a cada una de mis hermanas
las arranco de aquellos —los que quieren apagarlas.
Limpio a Diana
abrazo a Eva
reconstruyo a Leonor
Les repito
debo enterrarlas la semana que viene,
una y otra vez
Esconderlas debajo de las piedras
Que se queden quietas
—no hablen
una y otra vez
que serán nombradas
más allá de las tareas domésticas
del papel de esposa del papel de hija
serán nombradas
por las calles verdes
una y otra vez.

Soy de tierra caliente



No guardo el cuerpo.
Llevo en la frente marcas de los desaparecidos,
de las calles no habitadas
Huyo desde hace cuatro años de una ciudad
que ya no sé si es mía.
Me llaman N
Desaparecido número 18
Desaparecido número 35
40, 41, 42.

Un muro no significa una casa

Pero la casa uno, la casa que es uno, no es así. Ésa está siempre con nosotros,
todo el tiempo, todos los días.

Ricardo Chávez Castañeda

Un muro no significa una casa.
Una casa carga en su frente un epitafio
y condena a cada uno de sus integrantes.

Mi tío/ tu tío
sabe que cuatro muros
no son una casa.

Reconoces/ reconocemos
delante de los muros
las raíces ajenas.

Mi tío se para delante del muro
y ve todas las cosas que dejó.

Nadie nos dice que las casas
eligen levantar sus muros,
se protegen de cada uno de nosotros
y son las únicas
que saben echar raíces,
más allá de sus cimientos.

Los muros hablan por sí solos,
sus voces vienen desde tierras cercanas
y retumban cada madrugada
llamando al hijo, llamando al padre.
Nadie lo dice
pero los únicos capaces de atravesar muros
son los aviones y la gente trajeada.

La pobreza no te alcanza, hermano, para atravesar un muro.