Pepe Rojo

Foto: Viviana Gómez

Chilpancingo, 1968

De la ficción, al diseño y ahí al arte conceptual, para no estar en un viaje distópico, en la entropía de lo real. Ahí va viajero fumando cigarrillos eléctricos, con los que sueñan los fumadores cibernéticos. Escribe para describir la realidad.

Muestra de obra


BONDAGE MEDIÁTICO

Primero, conoce a un hombre o una mujer. Asegúrate de que haya un click: hormonal, psicológico, metafísico. Lo que sea. Un click. La experiencia será más satisfactoria si la mujer o el hombre va acompañado de una pareja. Haz contacto visual. Asegúrate que sea intenso. Ojealo/la. Puedes sonreír. Puedes reír. Pero el contacto visual es indispensable. No te dejes llevar. Asegúrate de conseguir su nombre. Y ojea al despedirte.

Tres días después, búscalo/la en Facebook. Manda una solicitud de amistad. Empieza una conversación casual. Coquetea. Síguelo/la en todos las redes sociales disponibles. Cuando sientas que la situación es propicia, confiésale tu interés. Hazlo parecer como algo inevitable. Más allá de tu control. Sube la temperatura de la conversación. Dile que quieres encontrarlo/la, que necesitas dicho encuentro.

Mide el interés. Si el click persiste, sigue leyendo. Si la química se desvaneció, regresa al principio del texto.

Acuerda una cita. Al platicar, observa sus labios. Si es inevitable, bésalo/la. Evita el toqueteo sexual. Nunca te acuestes con él/ella durante el primer encuentro.

Después, consigue un trabajo en otra ciudad. Deja por lo menos mil kilómetros entre ustedes. Intensifica el intercambio electrónico. Pide su dirección. Utiliza la distancia geográfica para intensificar la necesidad de contacto. Erotiza la conversación digital.

De golpe, cesa cualquier contacto electrónico. Manda por correo una carta explicando que no habrá más contacto digital. Bloquéalo/la de todos tus cuentas. mejor aún, cierra todas tus cuentas. A partir de ahora, solo habrá contacto a través del correo tradicional.

Escríbele cartas eróticas. Resiste la urgencia electrónica de contacto inmediato. Espera sus cartas. Deja que el deseo se acumule.

Alienta cartas más extensas, más intensas. Sé constante. Intercambia fluidos corporales a través del sistema postal. Incluye fotos abstractas de tu piel. Nunca seas demasiado explícito.

Después de dos meses de intercambio postal, haz camino lentamente hacia él/ella. Consigue trabajos intrascendentes en ciudades más cercanas, nunca pasando de los 200 kilómetros cada quince días. Acorta la distancia, extiende las cartas. Manda una de cada ciudad por la que pases. Asegúrate de que sepa que te estás acercando, poco a poco, kilómetro a kilómetro.

Complácete con conductas desesperadas. Delira profusamente sobre ellas en tus cartas. No olvides que solo estás de paso en cada ciudad. Métete en problemas con la ley. Experimenta con tu cuerpo. Pierde coherencia. Déjale saber que solo su piel te tranquilizará. Cambia de aspecto. Decéntrate.

En tu última parada antes de llegar a su ciudad, deja de mandar cartas. Silencio total. Después, entrega una última carta en la puerta de su casa. Sin estampas postales. Sin dirección del remitente. Sólo un par de oraciones, dejándole saber que ya estás ahí, que no puedes esperar encontrarlo/la.

Encuéntralo/la. Sé romántico o creativo o torpe o grosero. Coge de todas y cada una de las maneras. Consúmete y consúmela/lo. Conoce de cerca y familiarízate con cada uno de sus orificios, peculiaridades y caprichos secretos. Memorízalo/la como un mapa. Ten espasmos. Agoniza. Olvídate de ti mismo. Se inmediato.

Úsalo/la. Se usado. Cánsate. Abúrrete.

Y continúa tu camino.