Jorge Manzanilla

Mérida, 1986

Nacido en Yucatán, fue en Guerrero donde conjugó el Atlántico con el Pacífico. Poeta de andar andar lento y mirada escrutadora, como si buscara algo en todas las cosas: Tal vez la poesía o una palabra para no beber en soledad.

Muestra de obra

INSTRUCCIONES PARA NO OLVIDAR A SUS INMIGRANTES:

  1. Coloque su respiración entre Juárez – El Paso.
  2. Consiga una Santa Muerte que mire el dolor desde la ventana.
  3. No hable de la infancia con la boca llena de nostalgia.
  4. Recupere las fotos de sus muertos. El libro contiene un altar para toda la familia.
  5. Coloque una veladora negra en el sueño de sus muertos.
  6. Brinque el puente y caiga al vacío.
  7. No abra el alma de su padre.
  8. Siéntase cómodo.

P R E S E N T A C I O N   

Dios mira a sus muertos sin nombre.

Primer acto:
Un inmigrante, empaca su nombre y se lo entrega al olvido.
Segundo acto:
Mi padre muere de nostalgia entre Juárez y El Paso.
Tercer acto:
La muerte es una fábula de inmigrantes
Último acto:
Brindis de despedida.

TEST

¿Cuántos muertos cruzan entre Juárez y El Paso?

¿Cuántos muertos caben en la constitución mexicana y americana?

            ¿Cuántos padres repiten la muerte en el Puente Fronterizo?

                       ¿Quién se enferma de ausencia?

                                   Escriba su respuesta:

                                               _________________________

Porque yo no la tengo, ni siquiera sé cuántas veces muere mi padre por la noche.

No hay fe.

Hay un relámpago que pega en mis pies y sube hasta la pradera de mis huesos.

Les he dicho que en mi herida hay un pueblo muriendo de hambre.

AQUELLO QUE QUISIMOS Y SE LO ROBÓ EL TIEMPO:

A mi papá lo vieron robarse treinta años

y nunca quiso devolverlos. Todo engaño

es un castigo, en sus ojos comenzó a

regar la lluvia y así perpetuó su infancia.

Mi papá se robó los columpios de los

parques y meció la ausencia, robó todo

libro que hablara sobre el padre, recortó

treinta años y los pegó a su nuevo balero

de madera. 

En abril del 50 se enfermó por tragarse

malas palabras. En mayo rompió el cielo

y en junio arrancó el viento de árboles

para dibujarlos en un lugar común.

Él era un niño y yo su diente de leche.

EL DOLOR ES UN ANIMAL QUE HA MUERTO EN MI PECHO

La voz de mi padre me destierra del eco y de su sombra.

la voz de mi padre aún opaca los espejos,

la voz de mi padre abre la mañana y baja el telón de la noche,

la voz de mi padre repite el cruce de Juárez – El Paso

porque le sobra el tiempo y no se cansa de repetir su muerte.

La voz de mi padre juega con el silencio de mi cuerpo

y me voy sumiendo lentamente hacia dentro.

Tengo un pecho dentro de otro pecho

y una voz que descifra otra voz

que es precisamente, la de mi padre.

No han partido

los seres que viven en

nuestro pasado.