
Su mirada es la de un romántico tardío. Va construyendo a través de la acumulación de imágenes su poesía, como si fuera un Jenga a punto de ceder, pero que se mantiene con un equilibrio sostenido por sus imágenes. Transita por las calles de Chilpancingo con una tristeza de siglos, es en la poesía y en el cuento donde encuentra un asidero para seguir por esta ruta.
Muestra de obra
Donde habla la ceniza
Fuimos alumbrados en un pastizal en llamas
no está en nosotros denostar del olor de la ceniza.
Sabemos del vicio de enumerar horrores;
la muerte como un rompecabezas
que ha sido escondido en toda la ciudad.
No hay dónde recostar la cabeza
que no alcance el filo
que porta el verdugo entre las manos.
Pero mira como parimos entre los escombros,
en este festín de barrio nos tocó traer la carne.
Por las noches arropamos a nuestros hijos
y las historias que concilian el sueño
comienzan con un: -Portaban armas de fuego…

Pecho de paloma
Vuela, vuela, palomita,
vuela, vuela entre las balas…
Corrido de Genaro Vázquez.
Agáchate palomita,
que la quietud se apelmaza en la ciudad
hasta alcanzar el filo de una piedra funeraria.
Cúbrete palomita, que la oscuridad está pariendo
su ponzoña en oquedades
como un mal augurio de perros que se callan.
Guarda silencio, que ya vienen
los desilusionados del amor
con sus enormes corazones desbocados
donde cabe la muerte de los otros.
Huye ahora palomita, que avanzarán por avenidas y pasillos
abandonando los restos del festín de la rabia,
dejando claro su linaje de Plutón
su afinidad con la pesadilla.
Hazte un favor y vete
que los parques y los monumentos
y cada sitio que guarde un buen recuerdo
será manchado,
y no podrás volver a ellos
sin la debida cuota de llanto entrecortado.

Jaculatoria
Los que se conduelen
ante el santoral oscuro de las morgues
de muertos que claman ser vistos
.
Los que andan por la vida despojados de cualquier piel
heridos por el aire de los tiempos
desollados pegadito al hueso
en una rabia de sol y de intemperie.
Esos son los que se irán pronto
antes de poder dejar limpio el mundo
y entonces tragaremos gordos tragos
de agua oscurecida a fuerza de sangre.

Samaél
Luego, vi salir a (…) a una bestia con diez cuernos y sietes cabezas.
En cada cuerno tenía una corona y en cada cabeza tenía escrito un nombre que insultaba a Dios.
(Apocalipsis 13)
Allá viene sacudiendo sus enormes cornamentas;
profiriendo maldiciones en una lengua antigua y antes santa.
Los perros se arremolinan ante su presencia
y el sol parece caído de su nicho o
¿es el hondo resoplar de sus flancos
el que interrumpe el desplome de la luz?
Camina cargado hacia adelante,
-se mueve bajo el peso de coronas heredadas-
resuenan sus cascos en las piedras pulidas de la tarde.
Le prometí a mi madre que sería valiente ante su acometida.
Ella lo predijo en las puertas de Gomorra, antes de volverse sal en el plato de los justos-,
-Vendrá por ti y tendrá siete cabezas y en cada una tendrá un rostro que has amado y cada boca suya te dirá ¡No me abandones!
Ahora está aquí y es más real que cualquier profecía
Me llama por mi nombre.
Me reconozco en su aura de amoniaco.
Se echa a mis pies y los lava con su llanto.
Acaricio la pelambre enmarañada de su pelo
Unjo su cara con la palma de mi mano.
Le canto bajito para que se duerma.
Es una bestia embrutecida
pero también es mi padre.

La mujer de Lot
Dime ¿qué viste sobre el hombro?
¿por qué contigo se ensañó El Divino?
¿Por qué tanta sal cruzándote la cara?
-No es la sal la parábola perfecta de lo estéril
¿acaso viste al Dios amoroso recién converso al odio?
¿Acaso viste el esplendor de la divina rabia?
Pasaste a la historia como ejemplo de lo que no se debe.
Como estandarte de aquellos que tiemblan en su fe.
Te removieron del tuétano hasta el nombre
hay que nombrar a otro para acercarse un poco a ti
-La mujer de Lot-
como un desprendimiento inútil y engorroso
como quien desmiga el pan buscando pan adentro.
Mientras eras convertida en sal
Una voz sonaba en lo alto:
Quien pierde el nombre se buscará por siempre.
Quien olvida sus errores se condena a repetirlos.
¿Mujer aún recuerdas cómo te llamaron tus padres
cuando tu nacimiento fue predicho tres veces
en un sueño?
Contesta, no temas.
El Dios que te juzgó ya no está más en la tierra.
Los salterios están rotos y lo llaman Dios por decir algo
pues no recuerdan ya su nombre.
-la justicia poética es un más alto mandato-
Algunos dicen que se internó en el mar
y la sal de su cuerpo se repite en las playas infinitas.

Muerte de cuna
De niños, cuando dormíamos
Dios nos dejaba flores
en las manos trenzadas sobre el pecho
y había siempre leche mojándonos la lengua.
Una mañana algo cambió,
en las manos juntas no había flores
y la leche se cortó apenas rozó los labios,
entonces pedimos pero nadie contestó.
Había quién decía que Dios se había mudado,
que hablaba ahora en otra lengua,
yo pensé que era demasiado viejo para eso,
que había muerto
en su casa entre las nubes,
tendido en una cama de sábanas blanquísimas
sin nadie que le diera un vaso de agua
y que ese, era también nuestro destino.

Lazarillo
Lazarillo tiene sarna
sufre el escarnio del aire
se desmorona como una plegaria en los labios
cada que lo veo pienso en Job
pero aquí la lealtad no triunfa sobre nada.
Padre dice que lo matará,
que la muerte es también misericordia,
pero sembrar la zarza y prenderle fuego
no hace que Dios hable.
Lazarillo, perdona a nuestro Dios
que revivió hombres a su paso por la tierra,
sanó leprosos y ojos de ciego
y nos dejó cantos que lo celebran;
¿por qué hay alabanzas para la comida
cantos para la cuaresma
ayunos para limpiar el alma,
palabras de Dios tergiversadas,
pero ni una plegaria para sanar perros?
