Alexander Tadéuz

Zirándaro, 1980

Su mirada es la de un romántico tardío. Va construyendo a través de la acumulación de imágenes su poesía, como si fuera un Jenga a punto de ceder, pero que se mantiene con un equilibrio sostenido por sus imágenes. Transita por las calles de Chilpancingo con una tristeza de siglos, es en la poesía y en el cuento donde encuentra un asidero para seguir por esta ruta.

Muestra de obra


Donde habla la ceniza

Fuimos alumbrados en un pastizal en llamas

no está en nosotros denostar del olor de la ceniza.

Sabemos del vicio de enumerar horrores;

la muerte como un rompecabezas

que ha sido escondido en toda la ciudad.

No hay dónde recostar la cabeza

que no alcance el filo

que porta el verdugo entre las manos.

Pero mira como parimos entre los escombros,

en este festín de barrio nos tocó traer la carne.

Por las noches arropamos a nuestros hijos

y las historias que concilian el sueño

comienzan con un: -Portaban armas de fuego…

Pecho de paloma

Vuela, vuela, palomita,

vuela, vuela entre las balas…

Corrido de Genaro Vázquez.

Agáchate palomita,

que la quietud se apelmaza en la ciudad

hasta alcanzar el filo de una piedra funeraria.

Cúbrete palomita, que la oscuridad está pariendo

su ponzoña en oquedades

como un mal augurio de perros que se callan.

Guarda silencio, que ya vienen

los desilusionados del amor

con sus enormes corazones desbocados

donde cabe la muerte de los otros.

Huye ahora palomita, que avanzarán por avenidas y pasillos

abandonando los restos del festín de la rabia,

dejando claro su linaje de Plutón

su afinidad con la pesadilla.

Hazte un favor y vete

que los parques y los monumentos

y cada sitio que guarde un buen recuerdo

será manchado,

y no podrás volver a ellos

sin la debida cuota de llanto entrecortado.

Jaculatoria

Los que se conduelen

ante el santoral oscuro de las morgues

de muertos que claman ser vistos

.

Los que andan por la vida despojados de cualquier piel

heridos por el aire de los tiempos

desollados pegadito al hueso

en una rabia de sol y de intemperie.

Esos son los que se irán pronto

 antes de poder dejar limpio el mundo

y entonces tragaremos gordos tragos

de agua oscurecida a fuerza de sangre.

Samaél

Luego, vi salir a (…) a una bestia con diez cuernos y sietes cabezas.

En cada cuerno tenía una corona y en cada cabeza tenía escrito un nombre que insultaba a Dios.

(Apocalipsis 13)

Allá viene sacudiendo sus enormes cornamentas;

profiriendo maldiciones en una lengua antigua y antes santa.

Los perros se arremolinan ante su presencia

y el sol parece caído de su nicho o

¿es el hondo resoplar de sus flancos

el que interrumpe el desplome de la luz?

Camina cargado hacia adelante,

-se mueve bajo el peso de coronas heredadas-

resuenan sus cascos en las piedras pulidas de la tarde.

Le prometí a mi madre que sería valiente ante su acometida.

Ella lo predijo en las puertas de Gomorra, antes de volverse sal en el plato de los justos-,

-Vendrá por ti y tendrá siete cabezas y en cada una tendrá un rostro que has amado y cada boca suya te dirá ¡No me abandones!

Ahora está aquí y es más real que cualquier profecía

Me llama por mi nombre.

Me reconozco en su aura de amoniaco.

Se echa a mis pies y los lava con su llanto.

Acaricio la pelambre enmarañada de su pelo

Unjo su cara con la palma de mi mano. 

Le canto bajito para que se duerma.

Es una bestia embrutecida

pero también es mi padre. 

La mujer de Lot

Dime ¿qué viste sobre el hombro?

¿por qué contigo se ensañó El Divino?

¿Por qué tanta sal cruzándote la cara?

-No es la sal la parábola perfecta de lo estéril 

¿acaso viste al Dios amoroso recién converso al odio?

¿Acaso viste el esplendor de la divina rabia?

Pasaste a la historia como ejemplo de lo que no se debe.

Como estandarte de aquellos que tiemblan en su fe.

Te removieron del tuétano hasta el nombre

hay que nombrar a otro para acercarse un poco a ti

-La mujer de Lot-

como un desprendimiento inútil y engorroso

como quien desmiga el pan buscando pan adentro.

Mientras eras convertida en sal

Una voz sonaba en lo alto:

Quien pierde el nombre se buscará por siempre.

Quien olvida sus errores se condena a repetirlos.

¿Mujer aún recuerdas cómo te llamaron tus padres

cuando tu nacimiento fue predicho tres veces

en un sueño?

Contesta, no temas.

El Dios que te juzgó ya no está más en la tierra.

Los salterios están rotos y lo llaman Dios por decir algo  

pues no recuerdan ya su nombre.

-la justicia poética es un más alto mandato-

Algunos dicen que se internó en el mar

y la sal de su cuerpo se repite en las playas infinitas.

Muerte de cuna

De niños, cuando dormíamos

Dios nos dejaba flores

en las manos trenzadas sobre el pecho

y había siempre leche mojándonos la lengua.

Una mañana algo cambió,

en las manos juntas no había flores

y la leche se cortó apenas rozó los labios,

entonces pedimos pero nadie contestó.

Había quién decía que Dios se había mudado,

que hablaba ahora en otra lengua,

yo pensé que era demasiado viejo para eso,

que había muerto

en su casa entre las nubes,

tendido en una cama de sábanas blanquísimas

sin nadie que le diera un vaso de agua

y que ese, era también nuestro destino.



Lazarillo

Lazarillo tiene sarna

sufre el escarnio del aire

se desmorona como una plegaria en los labios

cada que lo veo pienso en Job

pero aquí la lealtad no triunfa sobre nada.

Padre dice que lo matará,

que la muerte es también misericordia,

pero sembrar la zarza y prenderle fuego

no hace que Dios hable.

Lazarillo, perdona a nuestro Dios

que revivió hombres a su paso por la tierra,

sanó leprosos y ojos de ciego

y nos dejó cantos que lo celebran; 

¿por qué hay alabanzas para la comida

cantos para la cuaresma

ayunos para limpiar el alma,

palabras de Dios tergiversadas,

pero ni una plegaria para sanar perros?